Cuberdons Belgas: Una tradición dulce de origen Flandes

Bélgica es conocida en todo el mundo por sus exquisitos chocolates, deliciosas cervezas y, por supuesto, sus famosos waffles. Sin embargo, hay otro tesoro culinario que merece una mención especial: los cuberdons belgas.

También conocidos como «narices de bruja» o «sombreros de cura». Estos pequeños dulces cónicos, de color brillante y sabor intenso, son una verdadera joya de la repostería belga y una tradición que se remonta a más de un siglo.

Historia de los Cuberdons – Tradición Dulce de Flandes

Los cuberdons belgas tienen sus raíces en la ciudad de Gante, en la región de Flandes. Donde, se cree, que fueron creados por primera vez en el siglo XIX.

Aunque la historia exacta de su origen es un poco borrosa, se dice que un farmacéutico llamado De Vick los inventó mientras estaba experimentando formas de prolongar la vida útil de los medicamentos, ya que en ese momento muchos de ellos se presentaban en forma de jarabe.

Después de un intento fallido y desechar la mezcla, descubre con gran sorpresa que, algunos días más tarde que, su mezcla, tiene al mismo tiempo un exterior endurecido y un interior que sigue conservando la textura de sirope.

Inspirado con el descubrimiento, abrió una tienda de dulces y nació el cuberdon.

Durante la Segunda Guerra Mundial, su producción se detuvo debido a la escasez de goma arábica. Pero, después del conflicto, allá por 1946, maestros confiteros que recordaban la receta original, retomaron la producción añadiendo sus propios matices.

¿Qué hace que el cuberdon Geldhof sea tan único? Delicias Belgas

Antoine Geldhof recibió la receta mientras trabajaba en la fábrica De Vick en Gante. El nieto del inventor original le dio la receta secreta. Luego abrió Confiserie Geldhof, el actual líder del mercado entre los tres principales fabricantes de cuberdon.

La empresa familiar de tercera generación, con sede en Eeklo, al noroeste de Gante, todavía fabrica sus cuberdons según la receta original, utilizando goma arábiga, azúcar, glucosa y almidón. Los ingredientes se hierven juntos, se colocan en un molde cónico y se hornean durante dos o tres días antes de enfriar.

Todo el proceso, desde la ebullición hasta el envasado, dura de cuatro a cinco días. Y, para indicar la autenticidad del caramelo, Geldhof marca sus cuberdons con la letra «G». Sin duda, un trabajo artesanal que aumenta su singularidad.

Peculiaridades de los Cuberdons belgas – Conoce los Cuberdons

Hoy en día, los cuberdons, son un elemento esencial de la repostería belga y, una dulce tentación deseada por su sabor único y su textura gelatinosa. Además, son fácilmente reconocibles por su forma cónica y su colorido exterior en tonos violáceos.

Sin embargo, la verdadera magia de los cuberdons no se encuentra en su delicada apariencia y si en su sabor. Dulce y afrutado, una combinación entre agridulce y frutal que recuerda a las frambuesas y a las grosellas negras, ¡absolutamente delicioso!

El Cuberdon en la cultura belga – Sabores Belgas Auténticos

Desde que los cuberdons fueron reconocido como “producto regional”, han experimentado un verdadero resurgimiento. Y, hoy en dia, en Bélgica, son mucho más que una golosina, son un símbolo de la tradición y la artesanía belgas.

Se pueden encontrar en pastelerías, mercados y tiendas de dulces en todo el país. Además, los cuberdons son un elemento imprescindible en celebraciones y festivales locales, como las fiestas de Gante y otras festividades tradicionales.

Los amantes de los cuberdons también se reúnen en la «Cuberdonmanía», una comunidad dedicada a estos dulces, que organiza eventos y festivales para compartir su pasión por esta delicia.

Y, en Bélgica, se producen varios alimentos y bebidas con el sabor cuberdon, como helados, mermeladas, bebidas y licores. Incluso algunos enólogos hablan del aroma de cuberdon para caracterizar determinados vinos.

Sin duda, estos pequeños conos son una muestra del ingenio y la tradición de la repostería belga que ha perdurado durante generaciones y que seguirán endulzando los paladares de quienes los prueben en los años venideros.

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